Se refiere al revestimiento de muros, techos o columnas con una mezcla de mortero (generalmente cemento, arena y agua) con el fin de nivelar, alisar y proteger las superficies, preparándolas para acabados finales como pintura, cerámica o empapelado.
- Mejora la estética y el acabado final
Permite obtener superficies lisas, uniformes y alineadas.
Facilita la aplicación de acabados como pintura, cerámicos o papel tapiz.
Contribuye a una mejor presentación de los espacios.
- Protege los elementos estructurales
Actúa como una capa de protección contra el desgaste mecánico, humedad, polvo y agentes climáticos.
En exteriores, reduce la exposición de muros y columnas a la intemperie.
- Aumenta la durabilidad de la construcción
Al sellar poros y pequeñas grietas, disminuye el ingreso de agua y aire, lo que reduce el riesgo de deterioro.
Previene la aparición de hongos y eflorescencias en muros.
- Corrige imperfecciones constructivas
Permite corregir desniveles, plomos, errores de albañilería u otras irregularidades en muros y techos.
Mejora la geometría y alineación del ambiente.
- Aporta aislamiento térmico y acústico
Aunque no es su función principal, el tarrajeo puede contribuir ligeramente al aislamiento térmico y acústico, dependiendo del espesor y los materiales utilizados.
- Facilita la instalación de sistemas adicionales
Ayuda a ocultar canaletas eléctricas, tuberías y otras instalaciones, logrando una integración limpia con la estructura.
- Relación costo-beneficio favorable
El tarrajeo es un procedimiento de bajo costo relativo con un impacto significativo en la calidad general de la obra.